ABANICO DE POEMAS (2005)

2º libro editado en el año 2.005 por el Ecxmo. Ayuntamiento de Puerto Lumbreras.
Dedicatoria: A mis hijos Marinés, Germán y Sheila, 
porque son lo más grande que Dios me ha dado,
y a mis nietos Paula y Herman, que son la continuación.


Presentación de "Abanico de Poemas" en el Museo Gaya de Murcia, con el director D. Manuel Fernández-Delgado y D. Marcos Salvador Romera.


PRÓLOGO

La orilla de la flor silvestre

   Me han nacido en el patio, como una enredadera, un manojo de versos vividos en carne propia por Carmen Martínez Mateos, que es la poeta que los ha escrito en lo que yo llamaría un suceso memorable del espíritu, del suyo, que viene arrastrando palabra y tierra temprana, desde su infancia; poco más tarde de las primeras luces llegadas a sus ojos en el campo, cerca de la Venta Ceferino, tan de los paseos de todos los que amamos la geografía inmedita de Puerto Lumbreras, su pueblo y el mío, dicho así en palabras de Miguel, el cabrero universal, porque por algo estamos con la poesía y el alma a cuestas.
   Hay en estas composiciones que anuncio, abriendo el telón de su sensibilidad de mujer, belleza limpia y límpida, acercamiento interior, confesión palpable, sinceridad abierta en vulnerable circunstancia. Sofoco de una brasa de corazón que le late amando la vida, la suya y la de los demás, la de todo lo que le rodea. Quizá por ello a la colección de más de setenta les ha llamado "Abanico de Poemas". Y cuando las varillas de él se abren, como las páginas de este libro hermoso, te muestran en todo su esplendor la sencillez humana de la palabra que te acecha, que te sobrecoge, que te emociona y que te resucita. Nos devuelve el ánimo vivo de las cosas y los seres cercanos, se nos desnuda con noble pudor ante nuestra mirada con total proximidad, con cercanía medida, con sinceridad nacida de su ternura entregada, regalada generosamente a manos llenas.
   Este libro de poemas guarda cuatro emociones, como los puntos cardinales de su hemisferio, los íntimos y personales, los del amor sentido o deseado, también, supongo, el vivido; los del desengaño, que es inevitable y sufriente y aquellos que vuelan por los espacios de la libertad creativa. Con el amparo y cobijo de los poetas admirados y queridos, los amigos infalibles y entre ellos, además de los universales, los de piel con piel, como los de Juan Ramón Barat, con quien comparte la poeta, emociones y afectos literarios. Y siempre, de forma inseparable, la raíz del ser humano que crece hacia la tierra, como nos lo recuerda Rilke en su propia singladura.
   Algunos de los poemas que a continuación se puedes acariciar y leer, que no hay tacto más gratificante que el del aroma tangible del papel impreso con ellos, desprenden fragancia de tiempo, de armonioso silencio, porque por algo fueron escritos hace más de cuarenta años, dejando a su autora casi en pañales jugando con su edad en una aritmética sorprendente.
   Los viejos terrones, cada vez más viejos y áridos, de nuestra tierra, el paisaje de las andanzas de Carmen pedaleando en su bicicleta por el borde del camino, viendo pasar a velocidad humana la orilla vegetal de la flor silvestre, son apreciables en los sonetos, en las rimas libres de su poesía. Y siempre su emoción dispuesta a ser compartida. Un verso por un color, es mi propuesta inmediata; una palabra sentida por un trazo imaginario. En la seguridad de que salgo ganando con el cambio, en pureza del diálogo propuesto desde sus versos.
  Durante tiempo, Carmen Martínez, ha sido el aliento infatigable del teatro y la literatura en Puerto Lumbreras, ejerciendo desde la presidencia de la asociación cultural "Llamaradas", bellísimo nombre tengo ya escrito, para dar rienda suelta al amor por vivir entre la belleza, valorando el poder pacífico de su convocatoria. De ahí sus recitales y sus obras, su entrega a difundir la grandeza de la Generación del 27 y también la del 98. Machado y su humilde vivencia, su tono escolar y grande, su melancólica tristeza, por poner un ejemplo.
   Invito desde aquí, desde la generosidad que se brinda generosamente a mi humilde y paisana palabra, a hacer un alto en la cotidiana prisa de pájaro con la que todos ya vivimos, para leer y releer sobre el alma descubierta de una poeta del sur, de más al sur; lugar recóndito y querido, siempre sentido, desde el que están escritos los diáfanos cuartetos, las sonoras composiciones que suenan a música, que te dan a conocer el cómo de la grandeza de la gente buena y sencilla que vive y vibra, que alienta la esperanza en el ser humano. Porque los versos de Carmen lo son en toda su amplitud creativa, son auténticos, verdaderos, que es el mejor elogio que puedo hacer a un sentimiento sincero de la autora, manifestado en forma de abanico glorioso de poemas.
   La quitaron de ir a la escuela a los 11 años, y como la fruta madura de la zarza, en solitario, ha crecido y se nos ha dado sin espinas, como una rareza de la naturaleza, porque ella es así, un acontecimiento en sí misma. Yo he celebrado haberla conocido antes y después de lo leído y puedo asegurar que hay una sensibilidad meridiana, una auténtica proeza en la humilde y a su vez grandiosa literatura, no hay más que refrescarse batiendo las alas  de las hojas de este libro.
                                                                                                            Juan B. Sanz
                                                                                           Pintor, escritor, articulista y cineasta.
                                                                                                             Otoño de 2005



DICEN QUE ESTOY LOCA

Dicen que estoy loca,
bueno... qué me importa
si en mis venas bulle locura y pasión.
Dicen que estoy loca, pero yo me río,
me dejo guiar por la inspiración.

Y la inspiración no entiende de órdenes,
de reglas, de normas, 
de claves o estilos,
la inspiración vuela por cielos y mares,
se viene o se va sin pedir permiso.

Dicen que estoy loca
-tal vez sea verdad-
pero mi Poesía quiere vivir libre,
necesita el aire para respirar
y el razonamiento la ahoga... la oprime.

La razón no puede
 cortarme las alas,
amplios horizontes quiero atravesar.
¿Qué importa que digan si soy buena o mala?
Si yo soy Poeta, quiero libertad.

Dicen que estoy loca... tal vez sea verdad.
¡Bendita locura que quiero guardar!


ES UNA PENA

Es una pena
verse tan triste y sola
en primavera...

Sin tener quién te alumbre
en la tiniebla... 


CUANDO MUERE UN POETA

Cuando muere un poeta
muere un poco de amor,
muere un poco de paz,
la luz del mismo sol;
como flor de azahar
que quedó sin olor.
Cuando muere un poeta,
muere una bella flor.

Cuando muere un poeta
se lleva al otro mundo
en su mirada quieta
el amor más profundo,
que en su mente bohemia
quiso ser vagabundo.
Cuando muere un poeta
de tristeza me inundo.

Cuando muere un poeta
muere amor ese día,
siente todo el planeta
sensación de agonía.
Cuando muere un poeta
tengo la convicción
que queda mi alma quieta,
carente de emoción;
si reir, sin llorar,
sin sentir sensaciones,
sin apenas pensar,
sin tener vibraciones.

Cuando muere un poeta
hay nubes en el cielo
y la tierra se inquieta
y va llorando el viento.
El poeta es sin duda
un soñador inmenso
que grita su locura
o la llora en silencio.
Cuando muere un poeta
muere siempre un hidalgo,
cuando muere un poeta
todos perdemos algo.

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